NAVA: la revolución silenciosa en la ventilación de cuidados intensivos
No hay dos respiraciones iguales. Respiraciones profundas y superficiales, largas y cortas, con volúmenes mayores y menores. Así es como respiramos de forma natural. La ventilación convencional en cuidados intensivos no puede igualar esto. Con el método pionero de ventilación NAVA de Getinge, los pacientes pueden controlar su propia ventilación de forma neural y respirar de la manera que más les convenga.
El paciente controla la ventilación por sí mismo
La respiración natural es activada por el centro respiratorio del cerebro e iniciada por el diafragma. El diafragma es un músculo. Cuando se contrae, inhalamos; cuando se relaja, exhalamos. Aquí es donde entra en juego el concepto de asistencia respiratoria regulada neuralmente.
NAVA (asistencia ventilatoria ajustada neuralmente) mide los impulsos respiratorios mediante un catéter que se inserta en el estómago y se coloca cerca del diafragma. Los electrodos del catéter miden las contracciones del diafragma. Esto envía una señal casi inmediata de que el paciente quiere respirar. El ventilador suministra aire en sincronía con esta señal. Cuando los electrodos miden el final de las contracciones del diafragma, el ventilador permite la exhalación.
Por lo tanto, NAVA es un modo de ventilación en el que el paciente controla neuralmente el momento y la cantidad de asistencia respiratoria. No es el ventilador, sino el propio paciente quien regula la ventilación: el inicio de la respiración, el volumen y la duración, la frecuencia respiratoria, la presión máxima y la terminación. El resultado es una sincronización perfecta entre el ventilador y el paciente, tanto durante la ventilación invasiva como durante la ventilación no invasiva con mascarillas nasales o cánulas nasales (NIV-NAVA).
Ya no se respira por el paciente, sino con él
Los pacientes conectados a un respirador suelen tener un diafragma funcional al principio, pero este se debilita rápidamente cuando una máquina respira por ellos durante demasiado tiempo. Los modos de ventilación convencionales no monitorizan la actividad del diafragma. Esto significa que se desconocen los efectos de la ventilación sobre el diafragma. Por ejemplo, si se introduce demasiado aire en los pulmones, se suprime el impulso respiratorio y se debilita el diafragma. Esto puede provocar problemas a la hora de retirar el respirador al paciente.
Con NAVA, se supervisa la actividad diafragmática y se garantiza una respuesta oportuna a los cambios en las condiciones respiratorias. La sincronía del respirador con el paciente no solo ayuda a mantener activos los músculos diafragmáticos, sino que también significa que los pacientes no tienen que luchar contra el respirador. Para evitarlo, los adultos suelen necesitar una sedación intensa. Con NAVA, los médicos pueden reducir la sedación, lo que permite una desconexión más temprana con menos complicaciones. NAVA ofrece al médico la posibilidad de personalizar no solo la ventilación, sino también el proceso de desconexión.
Eficacia clínica demostrada
En el estudio multicéntrico, aleatorizado y controlado NAVIATOR, el uso de NAVA redujo significativamente la duración de la ventilación mecánica en pacientes adultos de 12 a 8 días, es decir, en 4 días o un 35 %. Además, las ventajas de NAVA y NIV-NAVA en comparación con los métodos convencionales han quedado demostradas en numerosas publicaciones. Entre ellas se incluyen, por ejemplo, una mejor sincronía, una reducción del trabajo respiratorio (WOB), un mejor intercambio gaseoso, una menor sedación y una mayor comodidad.
Un médico salva a un bebé de 258 gramos
En los bebés prematuros, ventilar sus pulmones pequeños y rígidos es uno de los mayores retos.
Dado que la ventilación convencional no está sincronizada, el ventilador a veces no suministra aire cuando los pulmones lo necesitan o fuerza el aire en los pulmones débiles que aún no están preparados para ello, un problema que se ve agravado por la tendencia de los bebés prematuros a respirar de forma corta, rápida e irregular. En la práctica, se observa a menudo que los bebés ventilados con NAVA o NIV NAVA se relajan rápidamente. Su demanda de oxígeno disminuye, al igual que los requisitos de presión y volumen. Los bebés pueden recuperarse mejor y centrar su energía en lo que es más importante para ustedes en esta etapa: crecer.
En el Hospital Infantil de Nagano (Japón), un bebé que pesaba solo 258 gramos sobrevivió tras un embarazo de más de 25 semanas. Para el médico responsable, el Dr. Ryo Itoshima, la NIV-NAVA desempeñó un papel crucial en el desarrollo pulmonar: «La NIV-NAVA favoreció la respiración del bebé y le ayudó a ganar peso y a desarrollar sus pulmones, especialmente después de la extubación. Sin la NIV-NAVA, el bebé habría necesitado sin duda una reintubación y el daño pulmonar habría sido mucho mayor».