El diagnóstico precoz sigue siendo un reto
El síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA) es una forma aguda de insuficiencia respiratoria y una causa frecuente de insuficiencia pulmonar. En Europa, la incidencia es de aproximadamente 7 a 25 casos por cada 100 000 habitantes al año[1]. El SDRA se produce en el 23 % de todos los pacientes ventilados y en aproximadamente el 10 % de todos los pacientes ingresados en cuidados intensivos, con alrededor de 5,5 casos por cama de cuidados intensivos[2]. El síndrome se caracteriza por un daño alveolar difuso, un aumento de la permeabilidad de los capilares pulmonares y la aparición de edema pulmonar con acumulación de agua pulmonar extravascular (EVLW) en el intersticio del tejido pulmonar y en los alvéolos. Si el SDRA no se trata inmediatamente, su evolución es rápida y la mortalidad es elevada.
Solo alrededor del 60 % de los casos de SDRA se reconocen a tiempo. En el edema pulmonar en particular, los signos inespecíficos, que a menudo solo son fiables en una fase posterior, dificultan considerablemente el diagnóstico. En este caso, es importante no solo evaluar correctamente la extensión del edema pulmonar, sino también realizar un diagnóstico diferencial para determinar si se trata de un edema de permeabilidad típico del SDRA o de un edema pulmonar de origen cardíaco. Los enfoques terapéuticos serían completamente diferentes.
Métodos de diagnóstico: limitaciones a pesar de los avances
A lo largo de los años, se han desarrollado diversas definiciones y procedimientos diagnósticos para describir el síndrome del SDRA, difícil de clasificar, permitir un diagnóstico precoz y diferenciar los grados de gravedad.
Sin embargo, la clasificación y estadificación del SDRA según la definición actual de Berlín[3] tiene limitaciones significativas: la sensibilidad y la especificidad son limitadas, los cambios en la situación no se pueden detectar rápidamente a pie de cama y, a menudo, no es posible la detección precoz. La falta de información para predecir el desarrollo del SDRA y la permeabilidad vascular pulmonar conduce a un diagnóstico ausente o tardío en la mayoría de los pacientes y a un retraso en el tratamiento, con efectos potencialmente negativos en el resultado del mismo[4].
Las imágenes radiológicas son una parte importante del diagnóstico, pero también tienen limitaciones y riesgos. Las radiografías de tórax realizadas junto a la cama del paciente limitan significativamente el diagnóstico del SDRA. Las tomografías computarizadas proporcionan imágenes detalladas, pero siempre implican una alta exposición a la radiación y el transporte arriesgado de pacientes en estado crítico. Los análisis de gases en sangre son fáciles de realizar y fiables, pero se ven influidos por muchos parámetros de los ajustes de ventilación. Los catéteres de arteria pulmonar pueden utilizarse para diferenciar las causas del edema pulmonar, pero son invasivos y conllevan numerosos riesgos. La ecografía pulmonar es un método relativamente nuevo para evaluar el edema pulmonar, pero solo es eficaz cuando la realizan usuarios capacitados. Por lo tanto, cada uno de estos métodos tiene sus limitaciones específicas, lo que sigue complicando el diagnóstico y la clasificación de la gravedad del SDRA.
¿La monitorización hemodinámica avanzada como clave?
Dos parámetros que se pueden medir mediante termodilución transpulmonar como parte de la monitorización hemodinámica avanzada (por ejemplo, PiCCO) desempeñan un papel especial. El índice de agua pulmonar extravascular (ELWI) permite determinar con gran precisión la cantidad de agua pulmonar extravascular y evaluar con exactitud la extensión del edema pulmonar. Por término medio, el ELWI puede incluso predecir la progresión de la lesión pulmonar aguda en pacientes de alto riesgo aproximadamente 2,6 días antes de que se cumplan los criterios del SDRA[6]. Otro parámetro, el índice de permeabilidad vascular pulmonar (PVPI), respalda el diagnóstico diferencial necesario entre el edema pulmonar cardiogénico y el relacionado con la permeabilidad. La termodilución transpulmonar es actualmente la única tecnología que permite determinar simultáneamente el ELWI y el PVPI.
La importancia clínica del ELWI y el PVPI es cada vez más reconocida. Los estudios confirman que estos índices no solo pueden predecir la gravedad del daño pulmonar y las tasas de mortalidad[8][9], sino que también mejoran la eficacia de las estrategias de gestión de fluidos en pacientes con SDRA[10]. Su inclusión en los criterios de diagnóstico del SDRA podría conducir a diagnósticos más tempranos y precisos y, por lo tanto, a mejores resultados del tratamiento.
El nuevo monitor Pulsiocare de Getinge
Pulsiocare, el sucesor de la plataforma PulsioFlex, integra las tecnologías PiCCO y ProAQT, de eficacia probada, en un único monitor y permite determinar una amplia gama de parámetros hemodinámicos, como el ELWI y el PVPI. Desde el quirófano hasta la unidad de cuidados intensivos, Pulsiocare proporciona un estado hemodinámico completo con su interfaz sencilla y fácil de usar, lo que facilita la toma de decisiones rápida y basada en datos en situaciones críticas.